
La disolución y liquidación de sociedades es un proceso legal que marca el cierre definitivo de una empresa. En España, este procedimiento está regulado por la Ley de Sociedades de Capital (LSC) y requiere seguir varios pasos clave para garantizar su correcta ejecución. Además, tiene importantes implicaciones legales y fiscales que deben ser gestionadas con precisión. Si estás considerando cerrar tu sociedad o simplemente quieres informarte sobre el tema, en este artículo te explicamos todo lo que necesitas saber.
En Rubigest Assessors , como especialistas en asesoría mercantil en Rubí, te acompañamos en cada etapa para asegurar que el proceso se realice de manera eficiente y conforme a la ley.
El proceso de disolución y liquidación de una sociedad consta de tres fases principales: disolución , liquidación y extinción . A continuación, desglosamos cada una de ellas y sus implicaciones.
La disolución es el primer paso formal para iniciar el cierre de una sociedad. Durante esta etapa, se toman decisiones clave que marcan el rumbo del proceso.
El acuerdo de disolución debe ser aprobado por la Junta General de Socios . Según la Ley de Sociedades de Capital:
Este acuerdo debe incluir las razones de la disolución, como la finalización del objeto social, insolvencia o decisión voluntaria de los socios.
Una vez aprobado, el acuerdo de disolución debe elevarse a escritura pública y registrarse en el Registro Mercantil . Este paso es obligatorio para dar validez legal al proceso.
La sociedad debe añadir a su razón social la frase “en liquidación” . Esto informa a terceros (acreedores, clientes, proveedores) que la sociedad ha iniciado el proceso de cierre.
La fase de liquidación es donde se realizan las operaciones necesarias para saldar cuentas con acreedores, socios y otros interesados.
Los liquidadores son los encargados de gestionar este proceso. Sustituyen a los administradores de la sociedad y tienen la responsabilidad de llevar a cabo todas las tareas relacionadas con la liquidación.
En un plazo máximo de tres meses , los liquidadores deben elaborar un inventario y balance inicial . Este documento refleja la situación patrimonial de la sociedad al inicio de la liquidación.
Durante esta etapa, se realizan las siguientes actividades:
Al finalizar las operaciones, se presenta un balance final de liquidación . Este documento determina cómo se distribuirán los activos restantes entre los socios, después de pagar todas las deudas.
La extinción es la última etapa del proceso, donde la sociedad deja de existir legalmente.
Los liquidadores deben presentar una escritura pública de extinción ante el Registro Mercantil. Este documento oficializa el cierre definitivo de la sociedad.
Una vez inscrita la extinción, se procede a la cancelación de los asientos registrales de la sociedad en el Registro Mercantil.
Finalmente, la sociedad debe darse de baja en Hacienda , cumpliendo con todas las obligaciones fiscales pendientes.
El cierre de una sociedad tiene varias consecuencias legales que deben ser gestionadas cuidadosamente:
Una vez completado el proceso, la sociedad deja de existir legalmente y pierde su capacidad para actuar como persona jurídica.
Los liquidadores son responsables ante los socios y acreedores por cualquier perjuicio causado por dolo o culpa durante el proceso. Es fundamental elegir liquidadores competentes y confiables.
Durante la liquidación, se deben liquidar impuestos como el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados (ITP y AJD) . Además, es posible que se generen obligaciones adicionales según el caso.
Los acreedores tienen derecho a ser informados periódicamente sobre el estado de la liquidación. Esto garantiza transparencia y evita conflictos legales posteriores.
Los socios que no hayan votado a favor del balance final pueden impugnarlo en un plazo de dos meses. Este derecho protege los intereses de los socios minoritarios.
Los socios responden solidariamente de las deudas sociales no satisfechas hasta el límite de lo que hubieran recibido como cuota de liquidación. Por ello, es crucial realizar una auditoría exhaustiva antes de iniciar el proceso.
La disolución y liquidación de una sociedad es un proceso estructurado que requiere atención meticulosa a los detalles legales y fiscales. Desde el acuerdo inicial hasta la extinción final, cada paso debe ser ejecutado con precisión para evitar futuros problemas.
El proceso de disolución y liquidación de sociedades es complejo y puede generar problemas legales si no se realiza correctamente. Contar con una asesoría mercantil especializada como Rubigest Assessors garantiza que todas las etapas se cumplan de acuerdo con la normativa vigente, minimizando riesgos y optimizando tiempos.